Comemos plástico cuando comemos pescado, pues ellos comen el plástico que nosotros tiramos al mar. Parece un juego de palabras, pero es tremendamente cierto. En este artículo conocerás los resultados de nuevas investigaciones acerca de por qué los peces comen el plástico que desechamos al mar. Estas informaciones nos vendrán bien para entender la seriedad del problema y la necesidad de una toma de conciencia al respecto de nuestra parte. 

¿Por qué los peces comen plástico?

Casi todos los océanos están contaminados de plástico y los pescados que nosotros consumimos también lo están. ¿Por qué los peces comen plástico? Se han realizado algunos estudios y se llegaron a las siguientes conclusiones: pequeños microorganismos, como el krill, que es un pequeño crustáceo que se adhiere al plástico y es un alimento habitual, por ejemplo, para las anchoas y muchos otros pescados, confunden a los peces haciéndoles creer que lo que ingieren es alimento, cuando en realidad es plástico.

La cuestión es sencilla de entender: todo el plástico que botamos al océano llega a nuestro estómago a través del estómago de los pescados, es decir que ingerimos el mismo plástico que desechamos.

Ya sabemos que el plástico puede ser tóxico y que los animales que lo comen pueden, por lo tanto, encontrarse mal nutridos e incluso tener un comportamiento diferente al considerado normal. Moverse por zonas diferentes, nadar a diversas superficies. Algo que también modifica su composición integral, incluso como materia prima para la fabricación de los alimentos.

Según los estudios que se han realizado sobre el tema, el olor de pequeños microorganismos, como el krill, que colonizan el plástico en el océano, está engañando a los peces para que lo coman. El plástico ya forma parte de nuestra cadena alimenticia.

Hay una lógica bastante sencilla de entender: un océano en mal estado, produce poblaciones con mala salud; en cambio, un océano saludable mantiene saludables a las poblaciones. Habría que tomar conciencia de este hecho irrefutable.

Como parte de estos estudios, se realizaron investigaciones específicamente con anchoas, para descubrir si el plástico era capaz de modificar sus comportamientos. Entonces, se recolectaron colonias de anchoas con la intención de ejecutar una prueba de olor. En los tanques de peces se inyectaron agua salada regular o agua perfumada con plástico limpio o agua perfumada con plástico asentado en el océano durante tres semanas o agua perfumada con krill. Como resultado, encontraron que las anchoas casi no reaccionaron al agua corriente ni al agua perfumada con plástico limpio. Pero el comportamiento cambió cuando se introdujeron en el tanque con el agua con olor a plástico empapado en el océano. La reacción fue muy similar a la que tienen los peces cuando se encuentran con olor a comida y con la comida real. También reaccionaron frente al krill. En ambos casos, las anchoas se agruparon y comenzaron a trepar por el tanque.

Estamos comiendo pescado tóxico

Las personas que incluyen carnes rojas y de pescado en sus dietas pueden no sentir impresión por el hecho de que el animal coma plástico, como si pueden sentirla las personas activistas en contra de la matanza de animales, ya sea para alimento, ropa, instrumentos varios. Pero en este caso ni siquiera es necesario tomar este debate. Si echas plástico en el mar, tarde o temprano, ese plástico entrará a tu estómago. No hay mucha vuelta en el asunto, no hay mucho que pensar. Es así. Lo que sí tenemos que pensar es cómo tomamos verdadera conciencia de estas acciones para modificar en efecto nuestras prácticas y mantener una vida más saludable.

Contaminar los mares no tiene puntos a favor. No los tiene. Son todos perjuicios, que en última instancia llegarán a tu organismo. Si estás en la playa, disfrutando del mar y del sol y de un buen refresco, cuando termines tu bebida, no tires la botella al mar, hazlo en un cesto de basura, y si no hay cesto de basura, guárdatela y luego la tiras en tu casa. Si tu nene o nena tira el plástico al mar, no lo retes, pero enséñale que no puede hacer eso. Si alguna otra persona tira plástico al océano, puedes decirle con total amabilidad que para tirar los residuos hay cestos. No es tan complicado. Si a alguien se le revira el temperamento en el momento en el que pones los puntos, bien sabrás que no estás en falta. Todo lo contrario. Es importante la pequeña acción, la toma de conciencia. No quieres comer plástico, eso es seguro. Y si lo quieres, hazlo en tu cocina, sin necesidad de desecharlo primero al mar. Los animales acuáticos, por otra parte, tampoco tienen por qué sufrir nuestras acciones, digamos, crueles e indiferentes hacia un mundo tremendamente complejo y autónomo como el marino. Estamos comiendo pescado tóxico, y eso no está nada bien.

Te dejamos un enlace en el que puedes firmar una petición para salvar al Mediterráneo de la invasión de plásticos. Por año, entran 12 millones de toneladas de plástico a los mares, a nivel mundial. Es una barbaridad. No puede seguir así. Firma la petición, que será dirigida a la Ministra de Medio Ambiente, para exigirle que:

- La Unión Europea permita a los países comunitarios tomar medidas para restringir y reducir la producción y el uso de los envases de plástico.

- Tome medidas para reducir el uso de plásticos de un solo uso: bolsas, envases, botellas y más.

- Tome medidas para reducir la producción y consumo de plásticos que asfixian el Mediterráneo.

Ingresa aquí y firma la petición. ¡No te cuesta nada!