El pescado es un alimento saludable para nuestro organismo, pero en tanto lo consumamos fresco. A veces no es tan sencillo darnos cuenta de cuándo el pescado se encuentra en mal estado; si las señales no son evidentes, puede suceder que lo consideremos fresco y después suframos las consecuencias de una intoxicación. Para evitar estos malestares, te ofrecemos algunas claves para reconocer un pescado fresco.
Lo primero que tienes que observar es la piel: el color del pescado fresco es intenso, las escamas brillan. Es mejor si compras el pescado fresco sin ninguna clase de decoración que pueda ocultar esos puntos clave que debes mirar para comprobar si está fresco. Si notas que la piel se desprende de la carne, entonces, no lo compres.
Después de evaluar el estado de la piel, mirar los ojos: los ojos del pescado fresco sobresalen y sus pupilas son negras y brillantes. Nunca compres pescados con los ojos hundidos y la pupila grisácea.
El color de las agallas es otra de las cosas que tienen que atender: busca pescados con agallas rojas o rosa intenso, brillantes y sin mucosidad. Si las agallas son grises o amarillentas, no compres ese pescado.
Fíjate el aroma: si el pescado huele rancio o a amoníaco, probablemente esté podrido. El pescado en buen estado huele a mar y algas.
También debes evaluar la textura de la carne, que debe ser firme y translúcida, con una superficie elástica y sin relieves. Si la carne es flácida, opaca y arrugada, no lo lleves.
Te conviene encontrar un lugar donde sepas que venden buen pescado. Para eso, puedes recorrer las diferentes pescaderías de tu zona y fijarte cuáles son las más concurridas. Esto suele ser una buena señal. Igual, después compruébalo con tus propios sentidos.
Otro factor para tener en cuenta son las épocas del año. No todos los pescados deberían venderse en todas las estaciones. Los pescados son como las frutas y las verduras, hay uno para cada estación o mes del año.
Claves para reconocer un pescado fresco
Podemos sintetizar las claves para reconocer un pescado fresco en los siguientes puntos:
1. La piel
La piel de un pescado fresco es de un color vivo y sus escamas son brillantes y duras.
2. Los ojos
Los ojos son saltones y sus pupilas, negras y brillantes.
3. Las agallas
Las agallas se encuentran en la parte trasera de la cabeza, y a través de ellas el pez respira y filtra el agua. Para observar el estado de las agallas, tienes que agarrar el pescado y abrir esa zona. Si el pescadero no nos permite hacerlo, incluso si nosotros no sabemos bien cómo hacerlo, entonces, pídele que lo haga por ti, pídele que te muestre las agallas del pescado. Si él no tiene nada que ocultar, no debería tener problemas. Cuando veas las agallas, fíjate que sean de un color rosa intenso o rojo y que no presenten mucosidades.
4. El olor
El buen pescado huele a mar y algas. No es cierto que el pescado siempre huela mal. Si huele rancio o amoníaco, o despide cualquier otro aroma que no te recuerde al mar y a las algas, entonces, está podrido.
5. La tripa
En la zona de la tripa se encuentran las vísceras, que son las primeras en descomponerse. Por eso es fundamental que puedas verlas antes de comprar el pescado. Si la zona de las tripas se encuentra hinchada, significa que el pescado se encuentra en pleno proceso de putrefacción. La producción de gases bacterianos es lo que provoca la hinchazón. Pero quizás el pescado ha sido eviscerado, entonces veremos que su carne se encuentra flácida y hundida. Sólo compra el pescado cuya carne sea dura y no presente mucosidad.
Estas claves son importantes porque todos los productos del mar son alimentos perecederos, y se descomponen rápido. Son innegables las proteínas y nutrientes que contienen los pescados, pero si compras uno fuera de estado no te resultará nada saludable.
Los métodos organolépticos
Ya sabes cómo comprar el pescado fresco. Pero también debes poner atención a su estado de conservación, una vez que lo compraste. Para eso, debes seguir implementando esas claves para detectar la frescura del pescado por medio de tus sentidos. Estos son los métodos organolépticos, es decir, el reconocimiento de la calidad de un producto (en este caso, del pescado) a través de la vista, el tacto, el olfato y el gusto. Son los métodos más utilizados en el mundo, y de acuerdo a ellos podemos clasificar el estado del pescado de la siguiente manera:
1. Estado óptimo
El pescado tiene apariencia de vivo porque recién ha sido capturado. Todavía no presenta ninguna alteración.
2. Estado muy bueno
El pescado no tiene olor y presenta colores vivos y brillantes, ojos saltones, córneas transparentes, branquias rojas, carnes firmes y elásticas y escamas duras.
3. Estado bueno
El pescado presenta alguna alteración, como pérdida de color o falta de brillo, ojos hundidos, escamas flojas, branquias pálidas y algo de olor. Pero todavía conserva la carne firme y elástica.
4. Estado regular
El pescado presenta varias alteraciones fácilmente observables: pérdida de color y de brillo, olor fuerte, carne flácida y branquias pálidas.
5. Estado malo
El pescado ha perdido totalmente el brillo, las escamas se desprenden fácilmente, el olor es realmente desagradable, los ojos se han hundido y lucen opacos, las carnes son flácidas y las branquias pálidas y olorosas. En este estado, el pescado ya deja de ser comestible, ya que se encuentra en pleno proceso putrefacción.
Cómo saber si un pescado está fresco ya no es un problema para ti. Pon en práctica tus sentidos y disfruta de un alimento sano y delicioso.
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