El 12 de diciembre de 2015 se realizó en París la XXI Cumbre del Cambio Climático (COP21), donde 195 países lograron un acuerdo para limitar el aumento de la temperatura del planeta.
Los representantes de casi 200 países consiguieron ponerse de acuerdo para adoptar el primer pacto global contra calentamiento planetario, producto de las emisiones de gases de efecto invernadero provocadas por la acción humana. La reunión se realizó en diciembre del 2015, en la Cumbre del Cambio Climático, en París.
El acuerdo se propone conseguir que, para finales de este siglo, el aumento de la temperatura se frene “muy por debajo de los dos grados”. Para ello, los 195 países firmantes deberán limitar sus emisiones.
Las discusiones entre países acerca del cambio climático comenzaron a tener relevancia hace más dos décadas. En el 2015, tras dos semanas de reunión dentro de la cumbre, logró establecerse “el primer acuerdo universal de la historia de las negociaciones climáticas”, según expresó el presidente de Francia, François Hollande.
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El pacto firmado en la Cumbre de París implica una novedad: hasta el momento, las metas para reducir las emisiones de gases de efectos invernaderos se habían establecido individualmente, para cada país, a través del Protocolo de Kioto. Pero así sólo se consiguió cubrir el 11% de las emisiones mundiales. Por eso, en la XXI cumbre realizada en París se dio vuelta la fórmula: un acuerdo global entre todos los países. El objetivo general del acuerdo se propone que, para finales de este siglo, el aumento de la temperatura media en la Tierra se fije por debajo de los dos grados respecto a los niveles preindustriales. Además de este objetivo general, cada país también deberá ocuparse de realizar sus aportaciones para reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero nacionales. De los 195 países reunidos en París, 187 ya han presentado sus programas nacionales.
El acuerdo de París entrará en vigencia en 2020, pero lo cierto es que, por sí solo, no basta para lograr el objetivo de los dos grados. Según se reconoce en la segunda parte del texto, “Se requerirá un esfuerzo mucho mayor”. Por eso, se establecieron mecanismos de revisión al alza de los compromisos cada cinco años, además de la implementación de herramientas de transparencia, como los inventarios, para que el control sea lo más efectivo posible.
El acuerdo de París nació del desarrollo del convenio de las Naciones Unidas sobre cambio climático, en 1992. Pero desde ese año hasta hoy, el mundo ha cambiado y, por lo tanto, ese documento ha quedado desactualizado, sobre todo en los anexos, donde se establecía el listado de países desarrollados obligados a reducir sus emisiones: dos décadas después, los países desarrollados sólo representan alrededor del 35% de las emisiones mundiales; además, China e India, que se encuentran entre las cuatro economías más contaminantes del planeta, no figuran en ese documento como parte de los Estados que deben asumir los mayores esfuerzos.
Financiamiento
A partir del 2020, deberá movilizarse un fondo de 100.000 millones de dólares anuales. En el 2025 se revisará al alza de las emisiones. Los países subdesarrollados y emergentes podrán aportar a este fondo, pero de una manera “voluntaria”. El fondo anual se destinará a los Estados con menos recursos, para que puedan adaptarse al cambio climático a través de, por ejemplo, medidas de protección para el aumento del nivel del mar. También se utilizará para que esos países puedan crecer económicamente pero con emisiones bajas de dióxido de carbono.
COP22
Hace pocos días, el pasado 4 de noviembre, se realizó otra cumbre en Marruecos, integrada por más de 20.000 personas, reunidas para poner en marcha los reglamentos establecidos en diciembre del 2015, en Francia.
Ya comenzaron a redactarse los primeros borradores para definir cómo controlar y contabilizar las emisiones mundiales y para establecer cómo se compensará a los países menos desarrollados, que son los que menos contaminan y los más afectados por los efectos del calentamiento global. En París se había determinado que los países más ricos pagasen 100.000 dólares anuales a los países más pobres. Pero el verdadero desafío aparece ahora, que llega el momento de fijar de dónde saldrá ese dinero y hacia dónde de dirigirá.
La cumbre de 2016 se realizó en África porque allí se encuentran algunos de los países más pobres y más afectados por el calentamiento global, como Marruecos, que se ha propuesto conseguir para el 2030 que el 52% de la electricidad consumida provenga de energías renovables. En la apertura del encuentro, el comisario marroquí Abdelalim Lhafi, encargado de la organización del encuentro, aseguró que “Hay que actuar aprisa. Somos la última generación que puede luchar contra el cambio climático”.
Hasta el momento, cien países han ratificado el acuerdo de París, entre ellos se encuentran China y Estados Unidos, los mayores emisores de gases de efecto invernadero, sobre todo de dióxido de carbono (CO2): que se acumula en la atmósfera e impide que las radiaciones infrarrojas que emite el planeta al calentarse salgan al espacio; así, el aire se calienta y se producen deshielos que provocan inundaciones; luego, se produce la desertificación de grandes territorios y la emigración de las víctimas del cambio climático hacia otras regiones.
Si bien el acuerdo de París es un acuerdo histórico, todavía quedan 92 países por ratificarlo. Ségolène Royal, la ministra francesa de Medio Ambiente y presidenta de la cumbre climática de Francia, ha alentado a esas naciones a que den un paso adelante en la cumbre de Marruecos.
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