Cómo conservar queso manchego curado en casa

Te contaremos cómo conservar el queso manchego en diferentes piezas, en trozos o en aceite. Así podrás disfrutar de esta delicia con su sabor intacto y en un excelente estado de conservación.

El queso manchego es un queso de España, elaborado con leche de oveja de raza manchega y protegido por una denominación de origen en La Mancha. Es un queso de pasta prensada, con una maduración mínima de 30 días y máxima de 2 años. Tiene forma de cilindro y sus caras son planas, con una altura máxima de 12 cm y un diámetro máximo de 22 cm. Cada pieza pesa 400 gramos como mínimo y 4 kg como máximo.

Cómo conservar el queso manchego

No es lo mismo conservar un queso manchego entero que en trozos, o en aceite. Cada tipo de conservación contiene sus claves, que te vendrá muy bien conocer. De todas maneras, en cualquier caso, las condiciones óptimas de mantenimiento deben realizarse en una temperatura de entre 5 a 10 grados centígrados y entre 85 a 90 por ciento de humedad.  Pero, como ya te comentamos, debemos diferenciar la conservación de piezas enteras, trozos o en aceite.

Conservación de piezas enteras

Las piezas enteras del queso manchego pueden conservarse durante varios meses si lo mantienes en la parte baja de la nevera y cubiertas con papel parafinado o encerado. También se recomienda darle la vuelta al queso cada ocho o diez días. 

Una vez que comienzas a consumir el queso, debes cubrir bien la superficie del corte con un papel aluminio o con un plástico retráctil. Sólo cubre la parte del corte, ya que el queso necesita mantener su corteza aireada. Puedes mantenerlo en la nevera dentro de una quesera.

Conservación en trozos

Si tienes el queso manchego en trozos, entonces, te conviene mantenerlo dentro de recipientes herméticos o dentro de un plato cubierto por un paño húmedo. También puedes envolver los trozos del queso en papel aluminio o en un plástico retráctil, sobre todo cuando el tiempo que piensas mantenerlo hasta su consumo no será demasiado largo.

Si en el corte se produce algo de moho, no te preocupes, ya que es algo normal. Esto indica que el queso sigue su proceso natural de curación. Sólo debes retirar una pequeña parte del corte.

Conservación en aceite

Para conservar el queso manchego en aceite debes introducir el queso partido a la mitad o dividido en cuartos en un recipiente lleno de aceite. El recipiente debe ser de acero inoxidable, PVC o barro, para que no transfiera olores ni sabores. Luego, almacénalo en lugares frescos y a una temperatura que no supere los 20° C, durante un tiempo variable.

La curación del queso dura entre dos y tres meses y se realiza con aceite de oliva virgen extra. Así puede conservarse en aceite durante varios meses.

Corte del queso

El corte del queso es muy importante por varias razones: de conservación y estéticas. El corte debe ser limpio para que su superficie no presente irregularidades. Para hacerlo, pueden utilizarse cuchillos especiales de doble mango, ya que facilitan el corte en dos mitades de las piezas, o también pueden emplearse cuchillos ordinarios, siempre que tengan una longitud de hoja suficiente como para llegar con facilidad al centro del queso. El mejor cuchillo es el de un solo filo, con punta redondeada.

Antes de realizar el corte, hay que atemperar el cuchillo. Para ello, basta con sumergir la hoja durante unos instantes en agua caliente para luego secarlo con un paño. El corte debe ser angular, con un vértice en el centro geométrico de la pieza. No debe cortarse una cantidad mayor a la que va a consumirse. Luego, esa parte se divide en láminas delgadas, de tres a cinco milímetros de espesor. Algunas personas prefieren cortarlo en forma de pequeños tacos o dados de, aproximadamente, 10 a 15 milímetros.

Degustación y presentación del queso manchego

La manera más tradicional de presentar este queso es cortado en tablas de madera, pero también puedes utilizar cualquier plato llano. Se recomienda el queso de la nevera una o dos horas antes de consumirlo, ya que debe alcanzar una temperatura de 22° C antes de servirlo.

Si lo consumes en trozos, deben cogerse pequeñas porciones y masticarlas a conciencia, manteniendo la masa durante algún tiempo dentro de la boca antes de la ingestión. Así se obtienen todos los sabores del queso.

Los quesos tiernos o semicurados se disfrutan mejor por la mañana. Durante la comida, puede presentarse una tabla de quesos con diferentes curaciones. Por la noche, se recomienda degustar quesos más curados.

La mejor bebida para acompañar el queso manchego es el vino. Para los de poca curación, se aconseja beber vino blanco y si es más curado se recomienda un vino tinto. 

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