Queso fresco, el niño bueno de la famila, lo tiene todo.
El queso fresco es muy bueno para comer rico y al mismo tiempo cuidar la salud y la línea. En este artículo descubrirás por qué.
¿Por qué es tan bueno el queso fresco?
Existe una enorme variedad de quesos, pero dentro de esta gran variedad el queso fresco es uno de los más recomendados al momento de comer rico, bien y cuidar nuestro cuerpo. El queso fresco es la mejor opción entre los lácteos. ¿Por qué?
Los nutrientes del queso fresco
El queso fresco se denomina o clasifica de esta manera porque no ha pasado por un proceso de maduración y, por lo tanto, conserva gran parte del suero de la leche. Esto lo convierte en un alimento rico en agua, blando de consistencia y blanco a la vista.
Por su alto contenido en agua, el queso fresco no tiene una larga vida, aunque posee un valor calórico bajo en comparación con otros quesos. Los quesos frescos tienen menos grasas y calorías en su composición. Además, el queso fresco es una buena fuente de proteínas de calidad, así como de calcio, potasio y sodio.
Los beneficios de consumir queso fresco
Todos los quesos son fuente de grasas y proteínas. El queso fresco también contiene una buena cantidad de grasas pero, a diferencia de otros quesos, estas no son grasas saturadas. A su vez, también contienen proteínas saciantes y de calidad para el organismo. En cuanto al contenido en sodio, puede ser inferior al de otros quesos con mayor tiempo de curación o maduración, ya que los nutrientes se concentran con este componente, a medida que se reduce el contenido acuoso del alimento. El queso fresco es una buena opción para quienes buscan llevar una dieta ligera y también para quienes padecen enfermedades cardiovasculares o buscan prevenir su desarrollo.
En el queso fresco encontramos potasio, algo de sodio, grasas no saturadas y muchos otros nutrientes recomendados por la dieta DASH.
Diferencias entre el queso fresco y curado o semicurado
A diferencia del queso curado o semicurado, el queso fresco no tiene ningún tipo de maduración, esto significa que no se ha estacionado ni siquiera por un día; por lo tanto, tiene mayor contenido acuoso, menos grasas y calorías, y también menos sodio y otros nutrientes que se concentran a medida que pasan los días de curación.
Los quesos tiernos son los que reciben una maduración de unos 15 a 30 días, mientras que los semicurados se reservan en cámaras por 2 a 3 meses y los curados, entre 4 y 7 meses. Los quesos curados tienen un porcentaje de grasa de 30%: tres veces más que un queso fresco. También pueden tener más proteínas, como calcio, pero concentran más sodio, colesterol y calorías; incluso en una medida doble a la cantidad que pueda contener el queso fresco.
Los quesos frescos presentan un alto contenido en potasio, son los quesos con mayor cantidad de este mineral, que se encuentra en el suero y se va perdiendo a medida que el queso va madurando. Un queso semicurado puede tener un 20% de grasas y, entonces, un 50% más de calorías y sodio que un queso fresco, y a la vez puede tener más colesterol y más calcio, y menos potasio.
¿Queso fresco de vaca, cabra u oveja?
Podemos consumir el clásico queso fresco de vaca, pero también contamos con las opciones de que queso fresco de cabra y de oveja. En cualquier caso, serán opciones más ligeras que las versiones de queso curados o semicurados. Así y todo, existen algunas diferencias entres estos tipos de queso fresco: el queso fresco de vaca posee alrededor de un 10% de grasas y un 15% de proteínas mientras que el queso fresco de cabra posee más grasas y menos proteínas y el queso de oveja fresco tiene un aporte proteico similar o ligeramente superior, aunque presenta grasas en su composición.
El queso fresco de vaca tiene menor cantidad de sodio y colesterol y su contenido en calcio es semejante al del queso fresco de cabra y oveja. Además es la alternativa con más cantidad de potasio.
Beneficios del queso fresco para el deportista
Ya sabes cuál es la principal diferencia entre un queso curado y otro fresco, ¿no? El queso fresco contiene muchas menos calorías y sales que el queso curado. Por esta razón podemos consumirlo en mayor cantidad y también beneficiarnos de todas las propiedades:
1. El queso fresco es un alimento versátil, que puedes consumir de varias maneras y en diferentes recetas.
2. El queso fresco es rico en grasas saludables y además las contiene en una proporción adecuada. En comparación con los quesos curados, contiene menor cantidad de grasas y más sanas.
3. El queso fresco es una buena fuente de calcio, al igual que todos los lácteos. Este nutriente es importante para el desarrollo y mantenimiento del sistema óseo. Por eso se recomienda su consumo para persona de todas las edades.
4. El queso fresco es rico en ácido fólico, una vitamina que pertenece al grupo B. Muy importante para mantener los niveles altos durante el periodo de gestación para prevenir problemas en el desarrollo del feto. El ácido fólico también está indicado a todas las edades porque previene la anemia, la hipertensión y protege el sistema nervioso además de otros órganos.
5. El queso fresco contiene vitamina B2, también denominada riboflavina, que interviene en el sistema respiratorio y a nivel celular y mejora la salud de la piel, las uñas y el pelo. La vitamina B2 no se acumula en el organismo, por eso es importante consumirla con frecuencia. Se elimina constantemente a través de la orina. El queso fresco es una buena alternativa para mantenerla dentro de nuestro organismo.
6. El queso fresco es un alimento probiótico, esto significa que contiene bacterias. Las bacterias contribuyen al correcto funcionamiento del sistema digestivo y también al buen estado de la flora intestinal.
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